Hoy por fin iniciamos realmente la observación en la Escuela Montessori de Buguey, situado entre Lyon y Ginebra en una zona rural pero con una gran oferta de actividades culturales. En el centro hay 72 alumnos cuyas edades comprenden de los dieciocho meses a los 12 años, organizados en cuatro ambientes : el primero de 18 meses a 3 años, el segundo de 3 a a 6 años, el tercero de 6 a 9 años y el último de 9 a 12 años.
Se trata de un colegio privado-concertado, en el cual el concierto atañe únicamente a dos profesoras del centro y a una ayudante de educación especial. La escuela está gestionada por la asociación Montessori du Valromey compuesta por voluntarios dónde la mayor parte son padres de los alumnos. El equipo docente está formado por 4 tutoras, las especialistas de lengua inglesa e italiana, el profesor de música, el de educación física, la de educación especial y profesorado de apoyo; además cuentan con un administrativo, un cocinero y personal de limpieza.
Nada mas llegar al centro nos reunimos con la directora, Isabelle, nuestra persona de contacto y tutora del cuarto ambiente. Nos enseñó todas las instalaciones del centro y planificamos nuestra semana de Erasmus.
Lo primero que nos llamó la atención, es que todos estaban en zapatillas de casa, tanto los profesores como los alumnos; a la entrada de cada aula hay un pequeño espacio donde además de colgar sus mochilas y chaquetas, pueden dejar sus zapatos.
El centro consta de dos edificios, un jardín y un huerto, que cultivan los alumnos acompañados por sus padres. Uno de los edificios está dedicado al aprendizaje de las lenguas extranjeras, del teatro y de la música, es empleado además como centro sociocultural abierto a la comunidad fuera del horario escolar.
Isabelle nos explicó cómo es la organización en cada uno de los ambientes, y nos mostró el material que utilizan para el aprendizaje de las diferentes áreas, el cual es en su mayoría de madera y manipulativo. Además sorprendentemente observamos una total ausencia de tecnología en las aulas: ni ordenadores, ni tablets, ni pantallas.
En la primera sesión pudimos ver a 6 niños en clase de inglés, al mismo tiempo que otros 6 estaban tocando el violín y el resto de alumnos de este ambiente permanecían en su aula con la tutora e iban rotando a lo largo de la mañana.
A las 12 empezaban los turnos de comedor, por edades desde los más pequeños hasta los mayores. Los de 3-6 años comen en su aula, y el resto en el comedor. Nosotras lo hicimos con el grupo de 6-9 años y 3 profesoras, son los niños los que presentan el menú a sus compañeros, sirven la comida y recogen al final. Tanto estas funciones como la situación en las mesas cambia cada día, la tutora supervisa mientras come con ellos. Destacar que los alimentos son Bio y de comercio local, y el cocinero es casi tan bueno como nuestro Fermín.
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